El Temor del Señor es la Fuente de Sabiduría
“El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.” - Proverbios 1:7
Este versículo ministró profundamente a mi vida durante mis primeros pasos con el Señor. Uno de mis profesores en la escuela superior tenía este versículo escrito encima de la pizarra, y siempre me intrigaba su significado. Poco sabía en ese entonces que esta simple pero profunda verdad se convertiría en un fundamento para entender la sabiduría desde una perspectiva bíblica. Con el tiempo, aprendí que este versículo refleja los valores contraculturales del Reino de Dios, donde la verdadera sabiduría no se encuentra en el orgullo del intelecto humano, sino en la humilde sumisión al Señor.
La Perspectiva del Mundo vs. la Perspectiva del Reino
El mundo define la sabiduría como algo que se puede alcanzar a través del esfuerzo personal, el intelecto y el razonamiento humano. Los títulos académicos, las experiencias de vida y las estrategias de auto-mejora a menudo se consideran los caminos definitivos hacia el éxito y la realización. La sabiduría del mundo promueve la independencia, la autosuficiencia y, a menudo, coloca al ser humano en el centro de su propio destino. En esta mentalidad, la búsqueda del conocimiento se desconecta de cualquier responsabilidad ante una autoridad moral o espiritual superior.
En contraste, el Reino de Dios presenta una visión “al revés” de la sabiduría. Según Proverbios 1:7, la verdadera sabiduría comienza con el “temor del Señor.” En la economía de Dios, la sabiduría no se obtiene por uno mismo, sino que es un don de Dios que fluye de un corazón que reconoce la soberanía del Señor y se somete humildemente a Su autoridad. En lugar de promover la independencia, la Biblia enseña la dependencia de Dios como la fuente de todo conocimiento y entendimiento (Colosenses 2:3). Esta cosmovisión prioriza al Creador por encima de la creación y coloca la búsqueda de sabiduría dentro del contexto de una relación con Dios, no aparte de Él.
La Paradoja Explicada
La paradoja en el corazón de Proverbios 1:7 es impactante: el mundo ve el temor del Señor como innecesario o incluso como una tontería, pero la Escritura declara que es el fundamento mismo de la sabiduría. Temer a Dios es tener un profundo respeto, reverencia y asombro por Su santidad y autoridad. Es el reconocimiento de que Él es el Creador y Sustentador de todas las cosas, y que somos responsables ante Él. Este temor no es un miedo servil al castigo, sino un reconocimiento amoroso de la grandeza de Dios, lo cual nos lleva a una correcta relación con Él (Deuteronomio 10:12).
A los ojos del mundo, tal actitud de sumisión se ve como debilidad, pero en el Reino de Dios, es el camino hacia la verdadera sabiduría y fortaleza. Como explica el apóstol Pablo: “Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios” (1 Corintios 1:18, NBLA). Esta visión “al revés” del Reino también se encuentra en las enseñanzas de Jesús: los que se exaltan serán humillados, pero los que se humillan serán exaltados (Lucas 14:11). Temer al Señor nos lleva a la sabiduría porque nos alinea correctamente con la realidad: Dios es soberano, y nosotros somos Sus criaturas, responsables ante Su voluntad.
Viviendo la Paradoja y Actuando en Consecuencia
Vivir esta paradoja en la vida diaria significa abrazar un enfoque humilde y centrado en Dios para la sabiduría y el conocimiento. Comienza con una postura de corazón de sumisión a Dios, buscando Su voluntad en todas las cosas y reconociendo que, separados de Él, no podemos hacer nada (Juan 15:5). En lugar de depender únicamente del intelecto humano o nuestras propias experiencias, debemos acudir a las Escrituras como la fuente suprema de verdad. “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16, NBLA).
Este cambio de mentalidad transforma cómo tomamos decisiones, resolvemos problemas e incluso cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. En lugar de buscar sabiduría en libros de autoayuda o tendencias sociales, miramos a la Biblia en busca de orientación. La Palabra de Dios se convierte en el fundamento de nuestra cosmovisión, la lente a través de la cual interpretamos la realidad y la fuente de sabiduría para navegar los desafíos de la vida (Santiago 1:5). También aprendemos a rechazar la sabiduría egocéntrica del mundo, que lleva a la arrogancia y al orgullo, y en su lugar cultivamos una sabiduría que es “pura, pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía” (Santiago 3:17, NBLA).
Al vivir en el temor del Señor, reflejamos los valores del Reino de Dios. Esta sabiduría paradójica nos lleva a actuar con humildad, amor y dependencia de Dios. También nos desafía a relacionarnos con el mundo de una manera diferente, sabiendo que lo que el mundo ve como necedad—el temor del Señor—es en realidad el fundamento mismo de la vida y la verdad. Actuar en consecuencia significa que debemos someter continuamente nuestras mentes y corazones a la guía del Señor, confiando en que Él nos hará sabios en Sus caminos, no en los caminos del mundo.